Los factores extraídos
de El sueño panamericano, Lawrence E. Harrison, Editorial Ariel, marzo 1999,
págs. 51-60, son:
Enfoque del
tiempo
Trabajo
Frugalidad
Educación
Mérito
Sentido de
comunidad
Ética
Justicia
Autoridad
Laicismo
Enfoque del tiempo
Las culturas
progresistas se concentran en el futuro; las sociedades tradicionales, en las
que se incluye a las de América Latina, se concentran en el pasado o en el
presente; el futuro suele pertenecer al otro mundo. La idea del futuro está
implícita en la frugalidad calvinista considerada por Weber, que la tachó de
“ascetismo”, como el motor del capitalismo. El futuro se ve reducido a un grado
importante en la concepción de los oriundos del este de Asia puesto que la
adoración de los ancestros dicta una responsabilidad del individuo hasta cinco
generaciones pasadas, pero también hasta cinco generaciones futuras. Y “el
judaísmo se aferra a la idea del Progreso. La Era Dorada de la Humanidad no
está en el pasado, sino en el futuro”.
Trabajo
El trabajo
es fundamental para la buena vida en las sociedades progresivas, una fuente de
satisfacciones y de respeto por uno mismo, la base de la estructura de la vida
cotidiana, y una obligación del individuo para con toda la sociedad. El trabajo
es considerado como algo noble e indispensable en la ética protestante, judía y
confuciana; en muchas culturas del Tercer Mundo, incluyendo ala iberocatólica,
el trabajo se ve como un mal necesario, y la satisfacción y el placer
verdaderos se logran solamente fuera del lugar de trabajo. Las actitudes hacia
el trabajo están, por supuesto, en relación estrecha con las posibilidades de
obtener logros y concretas emprendimientos, de las que depende el desarrollo
económico.
Frugalidad
La
frugalidad conserva el fruto (dos palabras que comparten una raíz latina) del
trabajo para inversiones o posterior consumo. Ya he mencionado su papel
fundamental-llamado ascetismo-en la interpretación de Weber sobre el
capitalismo. También es un valor destacado en el este de Asia .testimoniado por
los niveles extraordinariamente altos de ahorro. Aunque nace del taoísmo y no
del confucianismo. La legendaria, y muchas veces estereotipada, frugalidad
judía puede tener sus raíces en la inseguridad extrema que los judíos
enfrentaron en las precarias circunstancias posteriores a la diáspora en su
condición de minoría perseguida. Tal como lo enfatiza Foster, la sociedad
tradicional considera que uno gana (o ahorra) a expensas de los demás, de ahí
las ceremonias y fiestas elaboradas donde se redistribuyen los ahorros. El
ahorro en los países latinoamericanos equivale aproximadamente a la mitad de lo
que ahorran los países del este de Asia; sin embargo, como ocurre con otros
aspectos del desarrollo, las tasas de ahorro son susceptibles de sufrir cambios
importantes en el transcurso de las distintas políticas, tal como lo demuestra
la experiencia de Chile.
Educación
La educación
es la clave para el progreso en las sociedades dinámicas. En contraste con el
catolicismo tradicional, que interpone al sacerdote como el intérprete de las
escrituras de Dios para los fieles, tanto el protestantismo como el judaísmo
destacan la importancia del alfabetismo, para que cada seguidor pueda leer la
Biblia. Y la educación también es central para el confucianismo, como lo evidencia
el alto nivel de alfabetismo de Japón en relación con Europa occidental en el
siglo XIX, incluso antes de la Restauración de Meiji. En las sociedades
tradicionales, las masas ven la educación como algo superfluo, como un derecho
de las élites. En América Latina todavía hay un grado sumamente elevado de
analfabetismo, y son muchos los países de la región en los que la mitad, o más,
de los adolescentes en edad de cursar los estudios secundarios no concurren a
ningún establecimiento educativo.
Mérito
El mérito
como la base del desarrollo personal es una realidad concreta en las sociedades
progresistas. Está en íntima relación con el logro, el impulso analizado por
David McClelland en The Achieving Society (La Sociedad del Logro). El concepto
calvinista de elección-la creencia de que Dios ha bendecido a unos pocos
elegidos cuyo estado de gracia se hace evidente en sus condiciones de
prosperidad-promueve la idea del logro y el mérito. El mérito es un valor
central del confucianismo, y está simbolizado por los exámenes nacionales que
se realizan en China, Japón, Corea y Singapur. Para el judaísmo, el logro y el
énfasis en el mérito tal vez estén motorizados por los mismos factores
psicológicos que han promovido la frugalidad, pero con la actitud adicional de
“se los voy a mostrar” de una minoría perseguida (recuerdo ahora la película
Carrozas de fuego, en la que el presbítero Scot Eric Liddell, que corría para
su Dios, ganó la carrera de 400 metros en las Olimpíadas de 1924, y su
compañero de equipo británico, el judío Harold Abraham, que corría para
probarse que era tan bueno como cualquier otro, e inclusive mejor, ganó los 100
metros).
En las
sociedades tradicionales, y en particular la de América Latina, el mérito no
suele tener reconocimiento. La familia, los amigos, los patrones, y las
relaciones (amiguismo) son lo que importa.
Sentido de comunidad
La sensación
de comunidad se extiende más allá de la familia y alcanza a la sociedad en un
sentido más amplio en las culturas progresistas. El sentido de comunidad –un
vasto radio de identificación y confianza- alimenta el código ético y el
sentido de justicia y a su vez se alimenta de ellos. En el reciente estudio de
Robert Putnam sobre la Italia contemporánea, Making Democracy Work (Hacer que
la Democracia Funcione), el sentido de comunidad se traslada hacia los
“esquemas horizontales de asociación, confianza y cooperación que facilitan un
buen gobierno y una prosperidad económica”. El trabajo de Putnam contiene
muchos ecos del libro de Banfield, que acentuaba las costosas consecuencias en
términos de pobreza e injusticia de una concepción vertical del mundo, de la
ausencia de una sensación de comunidad, en el sur de Italia. Hace menos tiempo,
la obra de Francis Fukuyama, Trust – The Social Virtues and the Creation on
Prosperity (Confianza: las Virtudes Sociales y la Creación de Prosperidad)
ponía el énfasis sobre los beneficios de las asociaciones espontáneas –el
sentido de comunidad y confianza- en sociedades como Japón, Alemania y los
Estados Unidos.
En las
sociedades tradicionales, incluida la de América Latina, la identificación y la
confianza se limitan fundamentalmente a la familia. Aquellos ajenos a la
familia son insignificantes, tal vez hostiles, y por cierto quedan fuera de una
“comunidad” sentida. La ausencia del sentido de comunidad –el sentido de
responsabilidad hacia otras personas de la sociedad. Contribuye a las
cualidades “invertebrada, particularistas” de las sociedades hispánicas
señaladas por José Ortega y Gasset. La ausencia del sentido de comunidad nutre
el autoritarismo, y también se vincula con el nepotismo, la corrupción, la
evasión impositiva, el desorden generalizado tan común en América Latina, la
falta de preocupación por la puntualidad y la ausencia de tradiciones
filantrópicas.
Quiero
destacar que si bien el sentido de comunidad es un factor importante para el
progreso humano, es apenas uno de los tantos factores culturales que explican
por qué algunas sociedades funcionan mejor que otras. El problema que se me
plantea con el libro de Fukuyama es que varios países –por ejemplo China,
Taiwán, Corea del Sur y Singapur- relativamente poco propensos a las
asociaciones espontáneas si se los compara con Japón, Alemania y los Estados
Unidos, tuvieron, sin embargo, un crecimiento veloz que, por lo menos en el
caso de Taiwán, Corea del sur y Singapur, estuvo acompañado por un progreso de
las instituciones democráticas. Sus milagros económicos son, en gran medida,
consecuencia de otros factores culturales tal como ética laboral/capacidad empresarial,
educación, frugalidad y mérito.
Un sentido
de comunidad muy desarrollado tampoco asegura el dinamismo y la prosperidad
económica. Costa Rica, un país con un fuerte sentido de comunidad en
comparación con el resto de América Latina y en especial con América Central, tiene estabilidad democrática. Pero es un país
pobre comparado con el Primer Mundo, incluso con Argentina, Chile y Barbados;
el crecimiento de su economía depende mucho del empresariado extranjero e
inmigrante. El sentido de comunidad tan desarrollado de Costa Rica, lo mismo
que la independencia de su sistema judicial –algo extraño en América Latina-
aíslan a este país de la típica corrupción latinoamericana, en la que se cree
involucrados a varios presidentes costarricenses de las últimas décadas.
Ética
El rigor del
código ético influye en el desenvolvimiento político y económico. Weber pensaba
que el énfasis que el catolicismo romano ponía en la vida después de la vida,
y, en particular, en lo que él percibía como un sistema ético más flexible,
colocaba a los católicos en desventaja respecto de los protestantes en esta
vida. “El Dios del calvinismo no exigía a sus creyentes buenos trabajos
individuales sino una vida de buenos trabajos combinados en un sistema
unificado. No había lugar para el ciclo católico tan humano del pecado, el
arrepentimiento, la expiación y la liberación, seguido por la renovación del
pecado”.
Una anécdota
ayudará a comprobar lo dicho. Los límites que la cultura pone a las
instituciones, en este caso las instituciones legales, quedan de manifiesto en
una conversación que el profesor Keith Rosenn, de la Facultad de Derecho de la
Universidad de Miami, tuvo con un abogado argentino. Desde el siglo XIX la
Constitución argentina autoriza el juicio por jury y el uso del testimonio oral
por parte de testigos. Pero nunca se ha llevado a cabo un juicio por jury. En
cambio, ha prevalecido un engorroso sistema de deposiciones escritas, en el
cual los jueces tienen la responsabilidad de dar los veredictos. Rosenn le
preguntó al abogado argentino por qué ocurría esto. El abogado le contestó:
“Somos un país católico, y todo el mundo sabe que sería muy fácil que un
testigo mintiera, se confesara con un cura pocos días después, y fuera
absuelto”.
Es probable
que mediante un código ético riguroso aumenten los niveles de confianza, tan
importantes para el pluralismo político y para una economía eficaz. Es claro
que el rigor del código ético influye y es influenciado por el sentido de
comunidad. Algunas religiones tradicionales ignoran las cuestiones éticas y se
concentran en la propiciación del espíritu como esencia de la vida. El vudú en
Haití es un ejemplo válido: se trata de una fuente importante de patología
cultural aguda de ese anochecido país.
Justicia
La idea de
justicia y juego limpio se nutre tanto por el sentido de comunidad como por un
código ético riguroso. Allí donde estos puntos no son relevantes para la
cultura, como en América Latina, la justicia es un concepto sumamente teórico y
en la práctica es un producto raro que suele verse menoscabado por el dinero,
las influencias, la política y el parentesco. En América Latina, sólo Costa
Rica, Chile y Uruguay cumplen con las normas mundiales de independencia
judicial.
Autoridad
La forma en
que se comprende y se ejerce la autoridad en una sociedad nos presenta una
complicada cuestión cultural. En teoría, las culturas verticales, muy
autoritarias como las de América Latina no sólo deberían enfrentar dificultades
extremas para forjar instituciones políticas pluralistas sino que además
tendrían que soportar un crecimiento económico lento, puesto que es dable
esperar que el autoritarismo sofoque las críticas y el disenso, la creatividad
y la capacidad de emprendimiento, e ignore los méritos. Esta fórmula
caracteriza la evolución de América Latina así como también, hasta hace pocas
décadas, la de España y Portugal. Las culturas horizontales, más pluralistas,
en las que la autoridad está difundida, deberían gravitar naturalmente hacia la
democracia y deberían nutrir la creatividad económica. Las llamativas
deferencias que analiza Putnam entre el próspero y comunitario norte de Italia
y el pobre y autoritario sur, constituyen una evidencia más de los costos
políticos y económicos de una autoridad ilimitada.
Pero el
autoritarismo, vinculado con la piedad filial, es central para la ética
confuciana y es claro que no ha representado ningún obstáculo para el
crecimiento económico de Japón, por lo menos desde la Restauración Meiji;
tampoco para Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong y Singapur después de la Segunda
Guerra Mundial; o para China después de la muerte de Mao. Las tradiciones
autoritarias de Alemania, que permiten
explicar su lento avance hacia la democracia en comparación con la mayoría de
sus socios europeos, tampoco impidió el crecimiento económico. En
Asian Power and Politics – The Cultural Dimensions of Authority (Poder y
Política en Asia. Las
Dimensiones Culturales de la Autoridad), Lucian Pye examina la intrusión
política del tradicional autoritarismo confuciano, contrario a los
emprendimientos comerciales, en la esfera económica. Pye piensa que es
intrusión explica el relativo atraso económico previo al despegue de los países
del Sudeste asiático. De manera correspondiente, el despegue de estos países
fue impulsado por el hecho de que los políticos se alejaron de la esfera
económica y porque reconocieron las habilidades –el mérito- de los
especialistas; o porque facilitaron el desarrollo económico de forma activa al
asociarse con los tecnócratas. En efecto, tal alejamiento, e inclusive la
facilitación, liberó los poderosos valores éticos protestantistas del
confucio-taoísmo en cuanto al trabajo, la frugalidad, la educación y el mérito
de la creatividad. El poder de estos valores también ha tenido mucho que ver con
el éxito económico de Alemania, a pesar de sus tradiciones autoritarias.
Laicismo
Por último,
la religión está en gran medida confinada a la esfera espiritual en las
sociedades progresistas; en las sociedades tradiciones suele entrometerse en
las preocupaciones mundanas, incluyendo la política y la economía. Como podemos
apreciar en las diferencias entre el norte y el sur de Italia, la relación
entre el laicismo y el desarrollo es muy fuerte, tal como lo destaca Putnam en
Making Democracy Work (Hacer que la Democracia Funcione). Dice Putnam: “La
religión organizada, por lo menos en la Italia católica, es una alternativa a
la comunidad cívica y no parte de ella”. Un contraste igualmente llamativo se
da en la Turquía dinámica, democrática, ilustrada y laica nacida a partir de la
visión de Ataturk, que contrasta tanto con la mayoría de los otros países
islámicos –con Irán, como caso extremo- donde la influencia de los intérpretes
de las leyes del Islam todavía es muy fuerte.
Aunque el
papel de la Iglesia Católica romana fue central en la política –y en la
violencia- de América Latina, en la actualidad todos los países han conseguido
un alto grado de laicismo. El proceso de laicización se ve socavado por la
competencia dinámica del protestantismo. Pero la influencia de la Iglesia
todavía llega hasta el dominio cívico. Cuando visité Chile en 1995, se me dijo
que la persona que muchos consideraban el educador más distinguido del país,
José Joaquín Brunner, no podía ser nombrado Ministro de Educación debido a sus
puntos de vista laicos y la oposición de la Iglesia. *
A lo largo de todo el libro, son esto
diez factores los que tengo en cuenta al usar la palabra cultura. En mi opinión, son los puntos más destacados entre las
“varias corrientes de nociones y opiniones del hombre y… la masa de aquellas
ideas que constituyen la formación de su intelecto… la totalidad de la
condición moral e intelectual de una persona” mencionados por Tocqueville y que
ejercen una influencia poderosa en la conducta de cada persona como individuo y
como parte de una sociedad.
*La alianza
de Brunner con el gobierno de Allende, en su mayor parte anticlerical, también
puede haber tenido que ver, aunque no impidió que fuera designado en un alto
cargo gubernamental desde la finalización de la dictadura de Pinochet.
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Factores complementarios:
De la
disciplina personal y social
De la
responsabilidad y solidaridad
De los
controles
De los
secretos de Estado
De la disciplina personal y social
Ver ¿Dónde
fue a parar la disciplina? (pág. 17 del manifiesto) Y servicios patrióticos
(pág. 10 del manifiesto)
De la responsabilidad y solidaridad
Párrafo de
Karol Wojtyla en Amor y Responsabilidad
“A
diferencia de Manuel Kant, no formula el orden moral en el imperativo, sino que
luego de algunas consideraciones él se basa en el principio personalista
que ordena:
Cada vez que
en tu conducta una persona es el objeto de tu acción, no olvides que no has de
tratarla solamente como un medio, como un instrumento, sino que ten en cuenta
el hecho que ella misma tiene, o por lo menos debería tener, su propio fin. Así
formulado, este principio se encuentra a la base de toda libertad bien
entendida, y sobre todo de la libertad de conciencia”.
Párrafo
de Hacia el Futuro, de la “Lay
Commission”.
La
vida democrática requiere de un nuevo esfuerzo sobre la iniciativa personal y
la responsabilidad social, más que sobre la resignación y obediencia. La
vida capitalista requiere de nuevo énfasis en los emprendimientos, invenciones,
cooperación social y hábitos de prudencia/frugalidad, más que de conformismo
pasivo y agradecida dependencia de otros.
De los controles
Proveniente
de lo tenido en cuenta por el Análisis FODA:
Las operaciones de control a lo legislado y
a lo programado, y posibles desvíos, sea, a lo reglamentado (cuando no respeten
el espíritu o lo ordenado por las leyes) y a lo ejecutado.
De los secretos de Estado
Toda
información sensible que no sea guardada debe considerarse y castigarse como
traición a la patria tal como indicado en el Código Penal en los artículos 214
a 218.
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